Cartas al director

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Desde que era pequeño, sigo el fútbol. Y sobre todo al Alavés, mi equipo. Y me he cansado de ver cómo cada jornada los ultras de algunos equipos mezclan deporte con política. El fútbol no entiende de izquierdas ni de derechas, sino de hermanamiento y de ganas de disfrutar con el juego. Estoy avergonzado de que por unos delincuentes quede manchada para siempre la imagen de todo un deporte como lo es el fútbol. Pero lo que más me molesta es su actitud y que se hagan pasar por aficionados de algún equipo. Por esa parte, tengo suerte de que estos individuos no sean de mi equipo. Para mí, no son aficionados, son delincuentes. El único color que estos individuos defienden es el rojo de la sangre que provocan en cada pelea.


Hay que tomar medidas, y que no se camuflen entre los que de verdad amamos el fútbol y a nuestros equipos.


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